miércoles, 18 de marzo de 2015

PEQUES: CUANDO LA PAZ DEJA PASO AL CAOS



Los que me seguís por facebook ya sabéis que este fin de semana hemos recibido una visita muy especial en casa. Los tíos y la primita de "Rayito". 
La "piruleta" se lleva sólo 1 mes y 23 dias con su primo.
 Aun recuerdo como si fuera ayer mismo las sensaciones cuando nació. Yo tenía un bombo enorme, era de noche y allí estábamos, abuelos varios, mi bombo y yo, en la sala de espera del hospital, yo oía a mi hermana gritar de dolor, y en ese momento a un mes y pico de dar a luz, no me pude poner más en su lugar, se me saltaban hasta las lágrimas de pensarlo.
Cuando vimos al primer bebé de la familia fue una sensación de felicidad tan grande, había tanta vida en aquella sala de recuperación. La recuerdo con sus ojitos abiertos, tranquilita, su pelo negro, aquel olor a bebé...

Rayito y su prima no pueden ser más diferentes, son polos opuestos. Rayito es muy nervioso, muy intenso, y su prima es todo lo contrario. Piruleta ha sido de mucho dormir y poco comer, y rayito al contrario.  Los trucos que funcionan para uno no funcionan para el otro. Son tan distintos y tan especiales.



Sin embargo, es curioso ver lo bien que se compaginan, lo bien que se llevan, lo que se quieren. Uno complementa al otro.


Aun no nos hemos planteado ir a por el hermanito de Rayito, pero cuando están los dos juntos trato de imaginarme cómo sería y me quedo exhausta. Supongo que cuando llegue el momento de darle un hermanit@ lo sabré, por ahora quiero disfrutar del momento, quiero disfrutar a tope cada momento, cada cosa nueva que hace. No os voy a engañar, su alta demanda me ha dejado sin fuerza, de momento, para ir pronto a por otro churumbel, me  absorve por completo.

Dos niños no es multiplicar lo que tienes que hacer por dos, es multiplicarlo por cuatro. Cuando viene su primita, se pone tan contento, que la efusividad sale por todos los poros de su piel. Y las averías se van sucediendo una detrás de otra.
Tenía ganas de que la primita viniese para ver cómo jugaban ambos con los juguetes de madera, con sus estanterías Montessori adaptadas, pero el caos se apoderó de mí y de la casa.
Cuando me dí cuenta estaban golpeando en la mesa con unas fichas de madera, la mesa quedó marcada completamente. Tiraron el teepi indio, cogían los palos de madera, golpeaban.... Había comida por todos lados, botas, pañales, se peleaban por las cosas....

La casa parecía que había sido arrasada directamente por un tsunami, y no paraban... Iban buscando nuevas habitaciones para arrasar... nuevos objetivos

En ese momento no valen las teorías. Recordaba el post que publiqué hace unos días con tips para mantener el orden en casa con peques y pensaba ¡Madre mía! si los que leyeron el post vieran cómo está la casa ahora mismo, seguramente no lo hubiesen  leído.

¿Solución? Ante el caos originado lo único que se nos ocurrió fue salir a la calle, ir a las afueras de la ciudad dónde hay campo abierto. En plena naturaleza, y que se desfogaran, cogimos el coche y cuando llegamos ¡¡¡sorpresa!!! los dos completamente dormidos.

Y es que los niños es lo que tienen, son los que nos hacen salirnos de la línea recta. Antes, todo tenía un orden,tenía mis costumbres, mis rutinas, ahora no existe tal línea. Ellos marcan los ritmos y hay que dejar paso a la improvisación.

Cuando despertaron (después de un buen rato con el coche parado dudando sin despertarles o no) bajaron y corrieron, jugaron, rieron. Se les veía tan contentos.
Es muy gratificante verlos juntos. Se lo pasan taaan bien, disfrutan tanto, evolucionan tanto. Que es un gusto poder disfrutar de ellos juntos. (Aunque al final del día te duelan hasta las pestañas.)




Este año fuimos juntos de vacaciones y fueron las vacaciones de menos descanso de mi vida. Cuando llegué de las vacaciones, hubiese necesitado otras vacaciones para recuperarme. Era un no parar continuo, si a eso le sumamos que era su primera vez en la playa, y la nuestra con peques. Aquello fue un auténtico caos.

Pero luego echo la vista atrás y recuerdo todos los momentos y extrañamente sólo me acuerdo de los bien que lo pasaron, de lo que disfrutaron, de cómo Piruletita se soltó a andar completamente en la playa, de cómo Rayito gateaba y dió también su primer pasito, de cómo disfrutaron de la arena, del agua. momentos tan bonitos en familia.




Lo mismo me pasa con los días que disfrutamos juntos, son completamente agotadores, pero merecen tanto la pena...
No somos perfectas, el caos se tiene que apoderar de nosotras de vez en cuando. Hay que tener un poco de locura y desorden en la vida, si todo siguiese la línea recta, sería muy aburrido, ¿no creeis?

Adoro estos dias de caos que saben a felicidad


Con esto quiero decir, que aunque pueda dar consejos, desde mi experiencia, o hablar sobre lo que a mí me ha ido bien o mal, NO SOY PERFECTA, soy humana, como todas las mamis, a veces pierdo los nervios, levanto la voz, y me siento mal por ello, el sabado confieso que acabamos retirando todo lo que estaba a su alcance. A veces las cosas se nos van de las manos, y rayito mc queen nos saca de nuestras casillas, (y después se ríe), hay días malos, hay días de rabietas, hay días en que ponerle el pijama se me hace un mundo, hay días en que no quiere nada de comer, o me vomita por encima recién cambiada. O va llorando todo el camino en el coche y no puedo hacer nada por evitarlo... Hay días que la paz deja paso al caos y no podemos remediarlo.
Admiro tanto a todas las mamis, y las que tienen dos, tres o más. ¡¡Qué mérito tan grande!!


Y vosotras ¿cuantos hijos tenéis? ¿cuantos queréis? ¿cómo lleváis esos días de caos?







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